miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Pacto entre Iglesia Católica y gobierno?


El actual Gobierno socialista (PSOE) prometió frenar la nueva Ley de Libertad Religiosa si la Iglesia Católico Romana (ICR) se comprometía a parar la actitud beligerante hacia el ejecutivo. Analicemos los hechos.

El Papa llega a España el 6 de noviembre de 2010 y en el mismo avión critica el país y la actitud del gobierno. Denuncia el secularismo agresivo y compara la actual situación con la de la España de la República. Las reacciones del gobierno no se hacen esperar y el actual candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, dice que el Papa no pasará a los anales de la historia por sus dotes de diplomacia.

Benedicto XVI de esta manera apoyaba al ala más dura de la Conferencia Episcopal Española, que ve en el gobierno socialista de Zapatero el mayor peligro para la Iglesia Católica desde la II República. ¿Quién asesoraba al Papa, para que pronunciara un juicio tan duro contra el actual gobierno?

Los rumores de que una nueva Ley de Libertad Religiosa en la primavera del 2010, había puesto nerviosos a muchos miembros de la jerarquía católica. Cuando el 13 de junio el periódico El País adelantaba algunos punto de la ley, que pretendía separar de los actos públicos a la Iglesia Católica.

 El día 10 de noviembre, el presidente Zapatero declaraba:  La Ley de Libertad Religiosa es conveniente, no urgente.  ¿Qué sucedió en los cuatro días que hay entre las declaraciones del Papa y las del presidente de gobierno?

Jáuregui, el portavoz del gobierno, ya había anunciado que la Ley probablemente no se llevaría adelante. Tal vez intentando calmar un discurso del Papa, del que ya había sido advertido por alguien, que sería muy crítico para el gobierno. No olvidemos que la Iglesia Católica ha organizado varias manifestaciones contra el gobierno.

El presidente Zapatero anunció que no recibiría al Papa el 6 de noviembre, después especificó que era por problemas de agenda, pero antes de que el Papa se marchase, el 9 de noviembre, Zapatero se entrevistó con Benedicto XVI.

 Nunca ha transcendido los acuerdos a los que se llegaron, pero si alguna de las consecuencias: Paralización de la Ley de Libertad Religiosa y apoyo incondicional al encuentro de la Juventud JMJ de agosto de este mes por parte del gobierno. 

Lo más sorprendente son las declaraciones de Jáuregui, pocos días antes de la llegada del Papa, en las que le advierte que debe ser moderado: "Es muy libre de poder decir lo que quiera,  pero yo creo que el marco de relaciones que se ha establecido  por parte de la Iglesia Católica Española y de la Conferencia Episcopal con el Gobierno en este evento  no haría nada aconsejable ni sería nada oportuno que el Papa tuviera que decir algo sobre España ".

¿Cuál es ese marco de relaciones con la Conferencia Episcopal?

No he podido encontrar ninguna declaración oficial o condena a las declaraciones de Jáuregui por parte de la Iglesia Católica, los únicos que han salido en defensa del Papa han sido los políticos del PP.

El pasado viernes 12 Jáuregui se reunía con el nuncio del Papa en España y la reforma de la Ley de Libertad Religiosa tendrá que esperar un decenio más, ya que el PP, mayoritariamente católico y más que probable candidato a gobernar España, no quitará ni uno de los privilegios de la Iglesia Católica.

Ante esto quedan dos opciones, sentarse y esperar o levantarse y quejarse. ¿Qué harán las confesiones y religiones minoritarias?
©Protestante Digital 2011

Los locos que cambiaron el mundo

Personas que lo dejaron todo por servir a Dios, necesitamos ese tipo de locura en España y en el mundo.

Me encantan las palabras del apóstol Pablo cuando dirigiéndose a los corintios, que negaban su apostolado, llega un momento en el que les dice: que aunque están locos para Dios, para ellos están cuerdos. Era una manera de afirmar que la lógica de Dios y de los hombres normalmente no se correspondía.

La locura de Dios siempre implica renuncia. Dios no busca hombres perfectos, busca hombres y mujeres dispuestos, por eso no siempre elige a los mejores según los criterios de la sociedad, prefiere a aquellos que están dispuestos a renunciar a todo por Él.

 Gracias a esta locura sana y transitoria, la sociedad ha ido cambiando paso a paso. Uno de esos locos fue William Wilberfoce, un parlamentario cristiano que dedicó su vida a luchar contra la esclavitud.  La gente de su tiempo pensaba que estaba completamente loco. Los intereses comerciales del Imperio Británico y del propio parlamento hacía inviable un cambio en la injusta política de la esclavitud, pero Wilberfoce esta afortunadamente loco.

Sus palabras aún tienen la capacidad de estremecernos, por sencillas y certeras: "Las grandes cosas tienen inicios pequeños. Cada aguacero es solo una gota, cada fuego es una chispa, cada cosecha es solo una semilla, cada viaje es solo un paso porque sin pasos no hay viaje."

 Los conformistas siempre se escandalizan ante las palabras de los “locos” que quieren cambiar el mundo. Les parecen que rompen el protocolo de la vida, las normas de cortesía y las buenas formas de siempre.

Me encanta la filosofía de Aplee: “Son los locos. Los inadaptados. Los rebeldes. Los alborotadores. Los que ven las cosas de manera diferente. No les gustan las reglas. No tienen ningún respeto por el  statu quo . Podemos citarlos, estar en desacuerdo con ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Lo único que no podemos hacer es ignorarlos”.

En  Marcos 3:21 , unos familiares van a por uno de estos locos: Cuando lo supieron los parientes de Jesús, fueron a llevárselo, pues decían que se había vuelto loco. La misma “locura” del apóstol Pablo en  Hechos 26:24, 25 : “Al decir Pablo estas cosas en su defensa, Festo gritó: --¡Estás loco, Pablo! De tanto estudiar te has vuelto loco. Pero Pablo contestó: --No estoy loco, excelentísimo Festo; al contrario, lo que digo es razonable y es la verdad”.

 Necesitamos locos que puedan imaginar un mundo distinto , que sean capaces de tener la suficiente ilusión para buscar la manera de transmitir el Evangelio, que estén dispuesto a perderlo todo, por ganar a alguno para Cristo.

Mientras los cuerdos, los conformistas y los cínicos sigan mandándonos callar, estarnos quietos y no molestar, las cosas seguirán igual.

 ¿Cómo cambiaremos la realidad social y espiritual de nuestro país? Tendremos que estar un poco locos, para al menos intentarlo.