lunes, 27 de junio de 2011

DESPERTAR


¡Despertar! Es un mandato. Jesús utilizó varias parábolas para advertirnos de la tendencia del ser humano a dormirse o conformarse. Despertar es un grito desesperado de alarma, un aviso ante un suceso inminente. Pero, ¿de qué tenemos que despertar?

La ley Anti sectas francesa levantó cierta polémica hace algunos años. Con ella se limitaba la expansión y predicación de los movimientos religiosos, con la intención de proteger a los ciudadanos, especialmente a los jóvenes de los peligros de las sectas. Un hecho loable sin duda, pero que utilizado indiscriminadamente puede limitar y prohibir la enseñanza religiosa incluso de padres a hijos. Hace unas semanas nos enterábamos que el conservador Nicolás Sarkozy prohibía el rezo en la calle, la intención última de la ordenanza era cerrar las calles al culto musulmán, pero sin darse cuenta las demás confesiones estaban cercenando su libertad. Puede haber conciertos, marchas de todo tipo y condición, pero rezar, no por favor.

Francia es el modelo en el que se reflejan muchos de los países europeos y el patrón por antonomasia de los gobiernos “progresistas” españoles, pero, ¿Cuál es la otra alternativa? Los gobiernos conservadores españoles suelen favorecer el rezo en las calles, pero no en un plano de igualdad, dando preferencia a la Iglesia Católica. Un concejal del Ayuntamiento de Madrid hace unos años me decía en mi propia cara que no nos iba a dar permiso para ir al parque, porque las cosas religiosas se hacían dentro de los templos. Cuando le puse el ejemplo de las procesiones que el mismo preside, comentó que eso era un asunto cultural. Cuando le dije que lo nuestro también, contestó: ¿No se irán a comparar ustedes con la Iglesia Católica? Naturalmente que no, le dije. Lo hace la Constitución Española.

Mientras Europa toma un barco hacia la secularización total de la sociedad, en España muchos hacen los deberes, imitando a nuestros socios europeos. Los primeros de la clase son los miembros de la Generalitat de Cataluña. La ley 16/2009 garantiza la libertad de culto e incluso dice fomentar el desarrollo del mismo, pero hay dos puntos muy oscuros en su articulado. El primero es que a los locales para culto se les pide una licencia específica municipal, que no aparece en otros lugares de reuniones públicas como asociaciones. Por otro lado, el alcalde puede cerrar o abrir lugares de culto según su criterio. El Consejo Evangélico de Cataluña aplaudió la medida y la FEREDE denunció el peligro que podía haber al poner en manos de alcaldes, la apertura o cierre de locales de culto. Resultado. Hay concejales de Lleida, como la señora Marta Camps, que compara el cierre de templos evangélicos con el de prostíbulos y salas de fiesta. El caso no es único, hay más de veinte iglesias en Cataluña cerradas por disposiciones municipales. Imaginamos que el Consejo Evangélico de Cataluña está apoyando jurídicamente a dichas iglesias. Esperamos que en la conmemoración del 30 aniversario de la consejería alguien le comentara algo a la Presidenta del Parlamento de Cataluña, Núria de Gispert, o al del Director General de Asuntos Religiosos, Xavier Puigdollers, aunque tuviera que saltarse el protocolo.

Imaginamos que todos estos asuntos se presentarán ante la Comisión Asesora de Libertad Religiosa[i]. En una ponencia pronunciada por Silvia Grau de hace tres años ya se hablaba de lo obsoleta que estaba la comisión, tres años después no parece haber cambios a la vista.

El Consejo Evangélico de la Comunidad de Madrid se unía a una manifestación organizada por COMIMA y la Alianza Evangélica Española; y un grupo amplio de pastores de las Asambleas de Dios. Una actuación loable, pero vuelvo a lanzar la pregunta del Manifiesto a los Protestantes Españoles. ¿Se puede hacer más? ¿Qué están haciendo otros consejos evangélicos antes los atropellos de la administración local o autonómica? ¿Para cuándo una acuerdo con la Federación Nacional de Municipios y Provincias? ¿Por qué los profesores de enseñanza religiosa evangélica tienen menos prioridad en el cobro de sus salarios que los de enseñanza religiosa? ¿Qué sucede con los capellanes del ejército? ¿Por qué en los funerales de Estado siguen siendo católicos? En definitiva, ¿Quién le pone el cascabel al gato? El actual gobierno no lo va a hacer, ya que ha metido en un cajón el proyecto de ley de Libertad Religiosa, pero el que viene seguirá favoreciendo a la religión mayoritaria o eso se prevé.

Tal vez, algún representante de dichos consejos podría informar sobre lo que se está consiguiendo a nivel autonómico, más allá de que nos permitan la entrada reglada a hospitales, cosa que se hacía con anterioridad. También cuales son las líneas de actuación de los próximos años. ¿Para cuándo cultos evangélicos en las televisiones autonómicas, muchas de las cuales pone misas de Navidad, Semana Santa, etc? Etc.

El acuerdo marco para capellanes de hospitales es positivo, pero los sacerdotes católicos ejercen este servicio con una dotación económica, además de un sueldo mensual de unos 465 € y los que se dedican a pleno tiempo casi 1000 euros. La solución una vez más es que nadie recibiera nada, pero si los católicos lo reciben, lo deben recibir todas las minorías. Lo que no es de recibo es que el consejero de Sanidad Javier Fernández Lasquetty dice que no hay dinero para el servicio. Pero lo más increíble es que eso se vea como un gran logro anunciado por bombo y platillo por Rafael Rodríguez-Ponga, responsable de relaciones institucionales del PP. Definiendo al gobierno de Esperanza Aguirre como: “Significa el reconocimiento de los derechos de las personas que profesan su fe en virtud de su propia libertad individual y que quieren ejercerla en los momentos decisivos de la vida”. La Comunidad de Madrid da a la Iglesia Católica cifras astronómicas en diferentes conceptos[ii].

El Consejo Evangélico de Madrid logró evitar el cierre de varias iglesias durante el 2010, pero sin duda se puede hacer mucho más. Aunque aplaudo estas actuaciones y espero que tengan más efectividad durante el 2011. La mayoría de consejos de otras comunidades no están haciendo nada o muy poco.

También vemos algunos avances como la creación por parte de la FEREDE del Observatorio de Situaciones de Discriminación por Motivos Religiosos, para denunciar estas injusticias. Esperemos que la implantación de los Consejos Evangélicos termine con la impunidad de algunos políticos y los privilegios centenarios de algunas confesiones.

¿Para cuando una reunión con otras minorías religiosas, con el fin de abrir un frente común para reivindicar nuestros derechos?

¡Despertar! Es necesario que tomemos conciencia de los retos a los que nos enfrentamos. El permanecer callados ante la discriminación, la injusticia o la desigualdad no nos ayudará. Todos los partidos sin excepción permanecen indiferentes ante las desigualdades en materia religiosa y algunos favorecen descaradamente a la mayoritaria.

Las instituciones evangélicas, especialmente las interdenominacionales, deben mover y promover la libertad de conciencia y culto. Intentar integrar al mayor número de iglesias y servir de intermediarios con las autoridades, pero es deber de cada creyente el luchar por su libertad de expresar libremente su fe, convertirse en un modelo ético que glorifique al Dios en el que cree y beneficie a su prójimo. Unidos podemos más. Si las instituciones evangélicas se sienten solas ante estos hechos, pidamos, animemos y exijamos una intervención más rápida y contundente, con nuestra voz individual. Si no actuamos, cada vez se realizarán leyes más restrictivas para la práctica religiosa y la expresión pública de la fe. Despertemos. Es el momento de llevar las Buenas Nuevas a España.

Mario Escobar


[i] Una comisión presidida por el Director General de Asuntos Religiosos (DGAR), cuyos vocales son representantes de diferentes ministerios (unos ocho), nueve representantes de las confesiones, otro nueve elegidos por el DGAR

[ii] Las subvenciones de Comunidades Autónomas y entidades locales a organizaciones y asociaciones ligadas a la iglesia católica, en algunos casos muy radicales e integristas, puede superar un montante de más de 100 millones de euros anuales en el conjunto del Estado. (A modo de ejemplo: la Comunidad de Madrid ha adjudicado en 2009 a diversas organizaciones la mayoría religiosas y antiabortistas 477.000 euros para actividades de “salud pública y atender colectivos de especial riesgo” – Ver el País-Madrid: 10 febrero 2010)

martes, 14 de junio de 2011

MANIFIESTO A LOS PROTESTANTES ESPAÑOLES


INTRODUCCIÓN.

Este manifiesto no pretende herir la sensibilidad de nadie ni crear la falsa sensación de que no se está haciendo nada en las áreas señaladas. Su intención es despertar la conciencia de los evangélicos, fomentar su unidad y pedir a las autoridades un cambio en su política religiosa, social y de tratamiento a las minorías. Reconocemos la labor de algunas instituciones que luchan en este sentido, aunque también defendemos que hay mucho que hacer y queremos contribuir a ello abriendo un debate profundo sobre la cuestión

MANIFIESTO.

Los protestantes españoles llevamos demasiado tiempo pidiendo por favor las cosas ante una sociedad indiferente y unos gobiernos que miran para otro lado cuando las elecciones terminan. Hace uno años, un político le comentó a un líder evangélico que nuestro problema es que éramos demasiado normales y parecíamos invisibles. Esas mismas palabras las he escuchado muchas veces en boca de evangélicos, que temerosos de sufrir discriminación o ser identificados con un protestantismo foráneo han tomado el camino de la “normalización”. Ese camino, ya lo he visto muchas veces, lleva poco a poco a la deserción de las iglesias y la paradoja anti bíblica de “cristianos sin iglesias”.

En los últimos años, varios evangélicos ilustres han dejado de asistir a sus iglesias, alegando no sentirse representados. Mientras los más preparados se escapan por la ventana de la “normalización”, algunos de los más fanáticos, en muchos casos apoyados por teologías tan extravagantes como falsas, ocupan los huecos que no estamos sabiendo cubrir.

Los intentos de hacer algo conjunto, interdenominacional y relevante siempre tiene que pasar por el dinero y coordinación de organizaciones extranjeras, como si nosotros no fuéramos capaces de hacer algo por nosotros mismos. Hemos crecido hasta convertirnos en la minoría religiosa más grande del país, pero mientras las iglesias se llenaban solas, por la oleada de inmigrantes, algunos pastores se han dedicado a hacer un brindis al sol, dejando que sus cuentas bancarias engorden y se exalte cada vez más al hombre y menos al mensaje relevante de la Cruz.

El materialismo ha llenado las iglesias, convirtiendo a muchos creyentes en meros acumuladores de cosas materiales, muy lejos del ejemplo evangélico de austeridad y generosidad con el prójimo.

Las denominaciones, más grandes que nunca, cada vez apoyan menos ministerios interdenominacionales, triplicando o cuadriplicando ministerios para estudiantes, obras sociales, ministerio juveniles o de cualquier otro ámbito.

Las organizaciones interdenominacionales, en muchos casos gobernadas por unos pocos, buscan el apoyo de todos, pero en muchas ocasiones se convierten en feudos privados de denominaciones o personas.

Naturalmente hay miles de evangélicos dedicando su vida a los más necesitados, dando su tiempo y dinero a obras absolutamente honorables, pero la gran división en la que vivimos no nos ayuda mucho.

España se encuentra en un punto de inflexión. La sociedad comienza a amotinarse en contra de decisiones injustas, arbitrarias y discriminatorias, pero nosotros permanecemos callados, encerrados en nuestro pequeño gueto. Un gueto que nos fabricaron otros, pero en el que nos sentimos felices y seguros.

Cada año centenares de jóvenes desertan de nuestras iglesias asfixiados por un ambiente cargado, en el que no encuentran su lugar y en el que normalmente no se habla de las cosas que les importan. Faltando formas y maneras de integrarles en la dinámica de la iglesia.

Somos ignorados en los libros de Historia. Cuando las asociaciones de Memoria Histórica se quejan del trato que se da en la colección de biografías de la Real Academia de la Historia, verdadera cueva de mentes cavernosas, nosotros permanecemos callados.

Los consejos evangélicos, creados con un interés administrativo, no representan a la mayoría, pero tampoco les importa mucho. Nuestro edifico administrativo se sustenta de subvenciones y dentro de poco, la mayor parte de las organizaciones evangélicas no podrán subsistir sin la ayuda del Estado.

Las conferencias de evangelización se convierten en grandes asambleas de personas que llevan años sin evangelizar y en muchos casos no conocen la realidad de la sociedad que pretenden alcanzar.

Un pueblo cristiano adormecido, mal gobernado, que no está aportando casi nada al mundo cultural, al mundo social, al mundo político, no puede ser luz y sal.

Ante la indiferencia general propongo en éste manifiesto de diez puntos claves para convertirnos en este lustro en una minoría relevante, que traspase el techo del 10% y transforme este país en una nación más próxima a Dios.

1. La creación de un documento marco en el que se pongan de manifiesto todas las injusticias y discriminaciones que sufren las minorías religiosas. Pedir una ley religiosa en la que se sienten todos los grupos religiosos a negociar y no la impongan un grupo de políticos. Terminado con varios siglos de discriminación, intolerancia y doble rasero. Proponer manifestaciones y desobediencia civil ante cualquier ley impositiva en esta materia.

2. Crear una plataforma compuesta por protestantes de diferentes áreas profesionales (sociólogo, historiadores, filósofos, líderes) que hagan un estudio serio de nuestra realidad sociológica, de nuestra influencia social y nuestra capacidad de movilización.

3. Transformar a los Consejos Evangélicos en verdaderos focos de cultura, convirtiéndose en directores de la oferta cultural y no en mero instrumento de apoyo económico a las iglesias.

4. Promover una visión más amplia en las denominaciones. Llegando a un acuerdo amplio en diferentes ámbitos como: la evangelización, para coordinar esfuerzos y producir un crecimiento equilibrado; La obra social; la unificación de los títulos teológicos; acuerdos interdenominacionales para el reconocimiento de credenciales, etc. Gracias al estudio sociológico, la evangelización debe estar enfocada a los grupos sociales más impermeables.

5. Fomentar a través de los Consejos Evangélicos, los Consejos Urbanos. Dichos consejos tendrían el cometido de coordinar las iglesias urbanas, fomentando la fraternidad entre pastores, iglesias y la consecución de proyectos comunes.

6. Exigir a las administraciones autonómicas espacios en las televisiones públicas, para mostrar nuestras ceremonias y cultos, como se hace con la Iglesia Católica. Crear un comité de defensa de la fe evangélica que denuncie abusos y disponga acciones legales ante las discriminaciones en este ámbito.

7. Exponer claramente las doctrinas cristianas mediante un folleto. Crear en las comunidades autónomas un mecanismo de acogida a creyentes llegados de otras partes del mundo, para informarles de las iglesias que aceptan los principios básicos de la fe cristiana, en marcados en la Confesión de Fe aceptada por la mayoría de las iglesias.

8. Limitar los mandatos a cargos en organismos públicos a 8 años, tener en cuenta en estos cargos la experiencia profesional de los demandantes o las personas propuestas. Crear una señal de excelencia a las organizaciones que cumplan unos mínimos requisitos, que garantice a donantes transparencia y buena gestión.

9. Organizar marchas anuales para la defensa de los derechos de las minorías religiosas y contra la discriminación.

10. Crear comisiones de intervención en casos de emergencia. Frente a leyes que atenten contra la dignidad de las personas, sus integridad física o sus derechos básicos. Comisiones que puedan convocar actos, manifestaciones o concentraciones antes poderes públicos o privados que atenten contra tales derechos.

La propuesta es abierta, puede completarse o mejorarse, pero al menos es un marco de intervención. Depende de todos que las cosas cambien y permanezcan igual, dejando que nos lleve la inercia, el Estado o cualquier circunstancia social adversa o beneficiosa. Jesús nos anunció que el mundo creerá en nosotros cuando tengas amor (unidad) los unos con los otros.