miércoles, 26 de enero de 2011

¿Es cristiano el mormonismo?



JOSÉ DE SEGOVIA BARRÓN

Jons Smith fundador del mormonismo


La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está claro que no es una iglesia evangélica, pero ¿cuánto hay de cristiano en el mormonismo? Ellos dicen que creen en Jesucristo, además de la Biblia, que está incluida en la lista de los cuatro libros que reconocen como Las Escrituras. El coro de su Tabernáculo canta himnos cristianos en todo el mundo. Su vida y su mensaje están claramente centrados en torno a un concepto de familia claramente inspirado por su fe. Porque ¿no son entonces cristianos?

Primero, porque un cristiano, en primer lugar es alguien que cree en Dios. Creemos en el único Dios vivo y verdadero. Por lo que que aparte de Él, no hay ningún otro dios (Dt. 6:4; Is. 43:10-11; 44:6-8; 45:21-22; 46:9; Mr. 12:29-34). Los mormones sin embargo enseñan que hay muchos dioses (La perla de gran precio; El Libro de Abraham 4:3 y que nosotros, como seres humanos podemos llegar a ser dioses (Cómo lograr un matrimonio celestial, pág. 130). Es más, dicen que por el matrimonio podemos tener hijos espirituales, que nos adorarán y orarán, como hacemos nosotros con nuestro Padre celestial (Principios del Evangelio, págs. 9, 11, 283).
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El Dios en que creen los cristianos es Dios y no hombre (Nm. 23:19; Os. 11:9; Ro. 1:22-23). Los mormones sin embargo creen que Dios fue un hombre como nosotros, que progresó hasta llegar a ser un dios (Doctrinas y convenios 130:22). Por eso tiene un padre y un abuelo, y así hasta lo infinito (Enseñanzas del profeta José Smith, pág. 464).

El problema para los mormones no está por lo tanto en negar que Jesucristo sea Dios, como los Testigos de Jehová, sino en que su propia idea de divinidad no es más que el resultado del progreso por el que cualquier hombre puede llegar a ser dios. De hecho el Espíritu Santo es también “un espíritu con la forma de un hombre” (Doctrina de Salvación, vol. I, pág. 36), ya que ambos son descendencia de un padre y una esposa celestial (Fielding McConkie, Encyclopedia of Mormonism, vol. 2, pág. 649).

Segundo, porque la salvación, no depende para los mormones de la obra de Cristo. Puesto que “no existe ningún hombre o mujer, que viole los pactos hechos con su Dios, del que no se exija el pago de su deuda”. Ya que “la sangre de Cristo nunca la borrará”. Es “vuestra propia sangre” la que “debe expiarla”, dice la doctrina mormona (Journal of Discourses, vol. 3, pág. 247). Ya que “hay algunos pecados serios para los que no funciona la limpieza de Cristo”. Por lo que “la ley de Dios es que hay que derramar la propia sangre de los hombres para expiar sus pecados” (B. MacConkie, Mormon Doctrine, pág. 87)

De hecho, según El Libro del Mormón, la expiación de Cristo sólo sirve para que haya una resurrección física y se abra la puerta a la vida eterna (Doctrina de Salvación 1:118). Ya que para obtener vida eterna, hay que hacer buenas obras (Artículos de fe, 92, 95-98). Puesto que es “por la gracia que nos salvamos”, pero “después de hacer cuanto podamos” (2 Nefi 25:23). Mientras que la Biblia nos enseña que no podemos hacer nada para salvarnos, ya que estamos “muertos en nuestros pecados” (Ef. 2:1-5).

El mormón cree que hay que arrepentirse de todos nuestros pecador y obedecer hasta el fin (3 Nefi 27:19). Pero para eso, “el abandono del pecado debe ser permanente”, ya que “el verdadero arrepentimiento no permite volver a cometer el mismo pecado” (Spencer W. Kimball, El arrepentimiento conduce al perdón, pág. 10).

Por eso el apóstol Pablo dice que “todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en la ley, para hacerlas”. Por lo que “por la ley ninguno se justifica para con Dios”, ya que sólo “el justo por la fe vivirá” (Gá. 3:10-11).

¿DE DÓNDE VIENEN LOS MORMONES?

Organizada en 1830 por un norteamericano llamado José Smith (1805-1844), la Iglesia de Cristo recibe el nombre de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuando se establece en Utah en 1847 por medio de su sucesor y verdadero artífice del mormonismo, Brigham Young (1801-1877). Al renunciar a la poligamia en 1890, se convierte para el gran público en otra iglesia más. Pero ¿qué tipo de iglesia es ésta?

En el manual para misioneros mormones, escrito por Douglas y Jewel N. Beardall en 1979, se dice con claridad: “No somos protestantes”. Pero “a nuestros amigos protestantes, que creen que la salvación es por la gracia a través de la sola fe, les decimos: Hay ciertas ordenanzas que deben recibir, cierta autoridad que deben poseer y hay ciertas obras que deben realizar”. Esto es lo que llaman “la plenitud del evangelio de Jesucristo”. La iglesia mormona se presenta así como la restauración del cristianismo primitivo, ya que para ellos, es la única iglesia por la que uno puede alcanzar el estado celestial. Ese es el sentido de la primera visión que recibió José Smith.

Parte de la familia de Smith había llegado a la iglesia presbiteriana a raíz de un avivamiento espiritual que vivieron al trasladarse a Palmira, Nueva York, pero él prefería ir solo con su Biblia al bosque. Allí “investigando las Escrituras”, se da cuenta que “no había ni sociedad ni denominación que estuviera edificada sobre el Evangelio de Jesucristo, como está escrito en el Nuevo Testamento” (Personal writings, pág. 5). Luego dice que el Padre y el Hijo le habían dicho que “no se afiliara con ninguna de ellas”, aunque los propios historiadores mormones dicen que se hizo metodista en 1828. Su madre no supo nunca de esa visión. Lo mismo que otro de los fundadores de la iglesia, Oliver Cowdery. Aunque creían que un ángel le visitó en su dormitorio para decirle que “no hay ninguna iglesia verdadera en la tierra”.

Al principio del mormonismo no se hace ninguna alusión a una visión previa a la aparición del ángel Moroni, pero en 1823 dice que le habló de unas planchas de oro, donde estaba escrito el Libro del Mormón en un idioma que ellos llaman “egipcio reformado”. En esa época parece que Smith se dedicaba a buscar tesoros ocultos por medio de la adivinación, siendo condenado en un juicio por fraude. ¿Cómo llega entonces a hacer este libro?

Hay que darse cuenta que la idea principal de esta obra, la teoría de que los indios americanos pudieran ser hebreos, fue bastante popular en Estados Unidos hasta mediados del siglo XIX. De hecho fue un historiador mormón, Richard L. Bushman, el primero que mencionó el libro de un pastor congregacional llamado Ethan Smith (1762-1849), Visión de los hebreos, como fuente del Libro del Mormón, en una tesis doctoral presentada en Yale en 1902. Su estudio muestra claramente que es un documento moderno, disfrazado de texto antiguo, lleno de anacronismos y disparates.

¿TEMPLOS CRISTIANOS?

La vida y actividad de los mormones gira de un modo especial en torno a una veintena de templos que hay en todo el mundo (uno de los cuales está en el madrileño barrio de Moratalaz), que no debemos confundir con su lugar habitual de reunión. Estos impresionantes edificios son usados para ciertos rituales secretos, fuertemente inspirados por la masonería, que tuvieron que ser cambiados en 1990, al empezar a recibir demasiada publicidad. Es allí donde se hace sobre todo el bautismo por los muertos y el llamado matrimonio eterno.

El templo bíblico tenía la función de enseñar la necesidad de expiación de nuestros pecados, para poder tener relación con el único Dios vivo y verdadero, pero los templos mormones tienen como objetivo convertir a los hombres en dioses. Dicen que sus ritos eran parte del cristianismo primitivo, pero que fueron saboteados por la apostasía de las iglesias. Pero ¿cuál es su base bíblica? El bautismo por los muertos se cita solamente en 1 Corintios 15:29, pero no hay evidencia alguna en la Historia de la Iglesia de esa práctica, que contradice la enseñanza del Nuevo Testamento y la salvación cristiana. Ni siquiera el matrimonio se hacía nunca en el templo en tiempos bíblicos.

Dios designó sólo un Templo, ya que Israel sólo conocía a un Dios verdadero (Dt. 12:5, 13-14; 16:5-6), pero sus actividades no eran secretas, como las de los mormones. Estas además sólo podían ser realizadas por el sacerdocio aarónico. Y al final de su ministerio, Jesús predijo que el templo de Jerusalén iba a ser destruido, no para ser sustituido por una veintena de templos en todo el mundo, sino porque había llegado la hora de adorar al Padre “en espíritu y en verdad” (Jn. 4:21-23). Cuando Jesús muere, “el velo del templo se rasga en dos, de arriba abajo” (Mt. 27:5 ), abriendo la entrada al Lugar Santísimo, al que sólo podía entrar el sumo sacerdote una vez al año con una ofrenda de sangre.

Jesús ha abierto así por su sacrificio un camino abierto a Dios, por el que ya no necesitamos otro templo. Por la fe en Cristo el creyente tiene acceso libre a la misma presencia de Dios. “Por tanto, teniendo una gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios”, nos dice Hebreos: “Acerquémonos, pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (4:14-16). No es José Smith, sino Jesús, el que tiene las llaves de la salvación (Ap. 1:17-18), ya que su nombre es el único nombre por el que podemos ser salvos (Hch. 4:11-12). Él es “el camino, la verdad y la vida” Jn. 14:6


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